En España más del 30% de las calorías que ingerimos y más del 80% del azúcar provienen de alimentos procesados . ¿Por qué nos cuesta tanto dejar de tomar estos alimentos?.
Las empresas de alimentación están continuamente pensando como diseñar y presentarnos estos alimentos para tentarnos desde todos los frentes posibles.
La publicidad en todos los medios nos bombardea continuamente con imágenes que nos hacen estos alimentos atractivos en todos los momentos del día. Los productos están pensados con el tamaño, textura, sabor, aroma… que han estudiado que el consumidor considera más deseables. Están presentes en todos los posibles puntos de venta (tiendas, supermercados, quioscos, cines…) y con presentaciones muy atractivas (sobre todo para los niños). Los precios de estos productos suelen ser muy bajos, están fabricados con materias primas de baja calidad que suelen ser muy baratas.
Debemos recordar que la genética del ser humano está diseñada para ingerir grasas, sal y azúcar cuando están a nuestra disposición, en épocas pasadas esto era fundamental para sobrevivir, pues estas sustancias eran necesarias y escasas, actualmente son sobreabundadntes y de fácil acceso (formando parte de los alimentos procesados), pero seguimos actuando como cuando era difícil tomarlas. Por tanto nuestro mecanismo de hambre-saciedad no funciona correctamente con estos alimentos. El mecanismo que regula nuestro apetito, se regula atendiendo a 3 factores:
1..- Calorías ingeridas, calorías gastadas.
2.- Factores emocionales.
3.- La palatabilidad de los alimentos (sabor, aroma, textura…)
¿Cuáles son los alimentos procesados más difíciles de evitar?
Los más destacados serían: dulces, pasteles, helados, chocolate, snaks salados, hamburguesas, pizzas, bebidas azucaradas.
Los seres humanos nos podemos defender de este ataque continuo, lo primero será tratar de actuar consciente y racionalmente.
Si conocemos las herramientas que utilizan para manipularnos la industria alimentaria, podemos diseñar hábitos de actuación para defendernos. El primer paso será defendernos en el punto de venta, estos alimentos nos apetecen cuando los vemos y los tenemos a mano, si no los compramos no tendremos la tentación en casa.