Porque esta grasa recubre (se pega) a los órganos: hígado, corazón, pulmón… y tiene unas características metabólicas diferentes a las del resto del cuerpo que la convierte en más dañina: hace que suba el colesterol malo baje el bueno, aumenta la tensión arterial y afecta al metabolismo del azúcar favoreciendo la diabetes.
Consulta a tu médico nutricionista.