Iniciamos una serie de artículos sobre temas de nutrición que pueden interesar a personas que tienen algún problema de salud. En este primer artículo hablaremos de
La verdadera intolerancia a la fructosa (una forma de azúcar de algunos alimentos) es un cuadro genérico raro por déficit de una enzima (la aldolasa B), lo que realmente de forma coloquial llamamos «intolerancia» es un cuadro de malabsorción de fructosa mucho más frecuente (hasta 1/3 de la población tiene algún grado más o menos).
Los síntomas que provoca son hinchazón abdominal, gases, dolor abdominal y diarrea.
El diagnóstico se hace con una prueba de aliento tras ingerir fructosa, cuantificando el hidrógeno en muestras de aire expirado.
Cuando los valores demuestran que existe malabsorción, se restringen alimentos ricos en fructosa (frutas como la pera, el mango, la miel…) más o menos estricta en función de la gravedad, estos cambios en la alimentación pueden ser suficientes para una notable mejoría. No es necesaria eliminar la fructosa por completo (salvo intolerancia hereditaria), se puede tomar un máximo e 10 gramos de fructosa y 200 gramos de verdura al día.
Hemos de tener cuidado con el sorbitol (presente en algunos alimentos), pues impide la absorción de la fructosa.