En primer lugar diremos que la relación de la obesidad con el horario en que realizamos las comidas es un campo en el que queda mucho por estudiar.
Parece lógico pensar que nuestros ritmos circadianos (que regulan como cambia nuestro comportamiento físico y mental a lo largo del día) pueden verse afectados por el horario en que ingerimos los alimentos, la glándula pineal y la producción de melatonina se ven afectados por los cambios en la luz solar a lo largo del día y esto produce cambios en nuestro organismo.
Sin embargo las pocas investigaciones realizadas a veces parecen contradictorias, en estudios realizados con niños en Gran Bretaña no se ha encontrado una clara relación entre atrasar el horario de las comidas y mayor índice de obesidad, en España si parecen haber encontrado una clara relación entre atrasar nuestro horario de la comida de mediodía y mayor índice de obesidad en personas adultas.
Si que hay un consenso en que nuestros alimentos se deben repartir en 5 comidas diarias, que el desayuno debe ser más completo y variado de lo que hacemos los españoles habitualmente y que las cenas deben ser más ligeras y tempranas. También es bueno tener en cuenta que todas las comidas deben estar equilibradas en cuanto a los nutrientes suministrados, pero que para perder peso puede ser una buena idea aumentar un poco los carbohidratos en el desayuno (tenemos todo el día para quemarlos) y reducirlos un poco en las cenas (para que no acabemos transformándolos en grasas).